Ha denunciado el
diputado demócrata, Elías Matta, la venta del 23% de las acciones de
Petro Monagas, sin autorización de la Asamblea Nacional, es decir, la
venta inconsulta de cualquier número de acciones de aquella empresa
violaría el artículo 33 de la Ley de Hidrocarburos.
Y para más INRI, la eventual venta inconsulta de acciones de Petro
Monagas, sería por 500 mm de dólares, o sea, por debajo de su precio
real. Venta inconsulta por un precio de gallina flaca.
A esto se agrega el oro negro en vergonzosas manos verdes y la jugada
magistral china de los orientales, echándole mano al llamado Arco minero del Orinoco, dizque para diversificar la economía venezolana.
Se fajaron los pillos otra vez. Pobre erario. Los corruptos y pillos
podrán lavarse las manos, pero nunca la conciencia porque hasta allá no
llega el agua ni el jabón. Además, no hay.
Oro negro in manu militari, faja en “ar cochino” y venta
sospechosa de acciones de Petro Monagas. Nos gustaría conocer la opinión
de los otrora fervorosos defensores de nuestras riquezas, Alí Rodríguez
Araque y Aristóbulo Istúriz, cuyo silencio al respecto ha sido sin
respeto y sepulcral.
Mientras vemos con pena las interminables colas para comprar una
medicina o un paquete de harina, la peste enajena nuestra soberanía.
Sospechar es mi derecho, y por ello estimo que la corrupción causa
distorsiones en la economía, genera vicios en la gestión pública y
propende al deterioro de la moral social.
Se trata, entonces, de hacer lo que peste roja no ha hecho en
tortuosos y largos diecisiete años: generar conciencia en la población
de nuestros países sobre la existencia y gravedad de la corrupción y de
la necesidad de fortalecer la participación de la sociedad civil en su
prevención y combate. No es fácil, pues este mal tiene muchos rostros, y
muchas veces alcanza el nivel de metástasis, y para combatirlo, es
preciso erradicar los impunes compadrazgos.
Ya el historiador católico británico John Emerich Edgard Dalkberg
Acton, más conocido como Lord Acton, había acuñado la frase en 1887 así:
“el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Rechacemos esa estructura social basada en la economía de
subsistencia, la propiedad colectiva, el desarrollo “endógeno”, la
igualación hacia abajo y el reparto comunitario de bienes en un marco de
escasez. Fachadas para la corrupta barbarie chavista.
Me parece inconcebible que a estas alturas, en los inicios del tercer
milenio, siga una minoría empeñada en seguir el recuerdo de un
caudillo, figura que creímos desaparecidos en la historia contemporánea.
Un ser que se apropió –y hoy los groseros sucesores- de los poderes
públicos, violando la división que consagra la Constitución Nacional.
¿Qué clase de democracia es esta que quiere imponer por la fuerza una
mentalidad única, para lo cual cierra medios y amenaza a otros, además
de perseguir a los comunicadores y a quienes tengan ideas divergentes y
críticas frente a un régimen militarista que quiere guerra con todo el
mundo, menos contra la pobreza, la miseria y la inseguridad? Hasta de
ministros en distintas áreas del gabinete han puesto a militares,
pretendiendo manejar al país como si fuera un cuartel.
Mientras en el mundo entero la civilidad toma las sociedades y les
confiere poderes al hombre sin uniforme, Venezuela ahora se parece una
fortaleza militar que cada día gasta más en armarse con inmensas sumas
de dinero -dignas de mejor destino- en aviones, fusiles, milicias,
misiles, tanques y submarinos, entre otras capacidades bélicas, mientras
los civiles tristemente sacrifican su derecho a dirigir los destinos
del país para entregárselos a quienes han fracasado en todo el mundo al
frente del poder.
¡Los militares siempre han fracasado en el gobierno! ¡No existe una excepción!
Yo siempre contra bando militar, por eso firmo esta nota desde mi estado civil, irreversiblemente civil.
Jesús Peñalver
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